Al tener una rosca externa, los crioviales tienen una superficie interior uniforme, lo que permite reducir el riesgo de contaminación. Autoclavables a 121 °C y resistentes a –190 °C. Los crioviales y los tapones mantienen el mismo coeficiente de dilatación, lo que asegura su hermeticidad en caso de cambios de temperatura.
Aptos para centrifugación hasta 17.000 xg.